
Los dos protagonistas de la etapa de ayer, finalmente ensombrecidos por la victoria al sprint del veterano Erik Zabel, no esperaron mucho para iniciar su aventura y saltaron del pelotón cuando sólo se llevaban transcurridos dos kilómetros de una etapa, que constaba de un total de 176 entre las localidades aragonesas de Calahorra y Zaragoza y que tenía un puerto de 3ª categoría como única dificultad en su recorrido.
Más de 160 kilómetros pedalearon en solitario, en los que llegaron a disfrutar de una renta máxima de nueve minutos. Insuficiente para impedir que fueran alcanzados por el grueso del pelotón a tan sólo ocho kilómetros para la meta. El peligro a que se produjeran los temidos abanicos a causa del viento perjudicaron al joven ciclista sevillano, ya que mantuvo al pelotón muy alerta a cualquier circunstancia y no permitió aventura alguna.
A pesar de no haber conseguido llegar en solitario a la meta de Zaragoza, el neoprofesional Rosendo ha dejado una grata impresión por su ambición y sus ganas de brillar en su primera participación en una 'grande'. Un sobresaliente para el ciclista de Carmona, que, a buen seguro, seguirá intentándolo antes de que el pelotón llegue a las calles de Madrid.
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