Deportes como el fútbol o, en menor medida, el baloncesto, parecen haberse quedado pequeños para los hooligans, que, en vista de este temporal aburrimiento, han decidido optar por otros deportes para sus devaneos. Ahora parece que se han instalado en la Fórmula 1 y, en esta ocasión, con el asturiano Fernando Alonso en el centro de la polémica.
Los hooligans o ultras se caracterizan por cegarse en pos de la victoria de su elegido -ya sea equipo o deportista- sin importarles las formas. Y algo de eso está sucediendo en los últimos tiempos en la Fórmula Uno.
Mientras en Gran Bretaña y Alemania la prensa carga de forma virulenta contra las formas del piloto español, bicampeón del mundo y único capaz de doblegar al debutante inglés Lewis Hamilton, en España se le perdona todo, como el intento de sacar de la pista a su compañero de equipo -y principal rival en la lucha por el título mundial,- en la primera curva del pasado Gran Premio de Bélgica.
La prensa británica sale en defensa de su compatriota por esta discutible maniobra, pero también acusa a Alonso de proferir amenazas hacia su jefe (Ron Dennis) y de ser el culpable del 'mal rollito' existente en el seno de la escudería anglo-alemana. Las críticas hacia el español llegan al extremo de pedir su cabeza -deportivamente hablando- e insinuar que debería ser expulsado del equipo, como sugiere un rotativo tan prestigioso como The Times.
En cambio, en España se defiende a capa y espada la honestidad del vigente campeón del mundo haga lo que haga. Ya sea a cuenta de los famosos e-mails solicitando datos técnicos sobre los Ferrari, algo que se ha quedado sin sanción al ejercer de 'chivato' e ir contra su propio equipo, o por su antideportivo comportamiento con su compañero sobre el asfalto de Spa, aquí no hay quien levanta la voz para decirle al bueno de Fernando Alonso que se ha equivocado.
Tras el incidente, el español demostró que ahora mismo está un paso por delante de su talentoso y joven compañero de equipo, pero no por ello hay que ocultar que su maniobra en la salida fue algo más que discutible y que, de no haber existido escapatoria de asfalto, podía, en el mejor de los casos, haber dejado fuera de la carrera de forma antideportiva a un rival, y en el peor no quisiera ni imaginarlo.
Creo que la deportividad debe estar por encima de los colores deportivos de unos y otros. Y esta vez el que se equivoca es Alonso.