
No es la primera vez que sucede, ni será la última. Esta misma temporada, los equipos del Rochela varias veces se han visto en la obligación de marcharse a casa sin poder ejercitarse. Y es que el problema viene de antaño, pero nadie en el Instituto Municipal de Deportes le pone el cascabel al gato.
“Ahora entramos en una fase clave de la competición, donde vamos a posicionarnos con vistas a nuestras aspiraciones futuras. Con la reestructuración de la categoría que hay esta temporada (podrían implicarse en el descenso hasta seis equipos), nos estamos jugando mucho y nos encontramos con la incertidumbre de si dispondremos o no de la pista para prepararnos”, apunta Palomo. “Es preocupante que el primer equipo de balonmano de la ciudad esté pendiente de la predicción meteorológica para realizar su programación”, se lamenta el técnico.