
Pero insisto, los Juegos Olímpicos son algo especial. En la mayoría de los deportes, proclamarse campeón olímpico posee mucho más valor que ganar un Campeonato del Mundo en sus respectivas disciplinas, a pesar de que la recompensa material es, en general, mucho menor.
Atrás quedó la visión romántica del amateurismo -vaya palabra fea- en el movimiento olímpico. Hoy en día, prácticamente el 100% de los participantes se consideran profesionales en sus respectivos deportes, bien sea en el aspecto monetario o en la dedicación plena a la práctica deportiva. Pero esto no ha modificado ni un ápice su valor emocional y, sobre todo, su prestigio.
A través de esta ventana abierta hace ahora casi un año pretendo dar mi visión personal desde la distancia -desgraciadamente- de los Juegos Olímpicos de Pekín y hacer un seguimiento de los deportistas sevillanos presentes en la cita olímpica.
La política y la carta olímpica
Pekín 2008 ha comenzado -y seguramente- terminará con polémica. Desde la designación de la capital china como sede de los Juegos de la XXIX Olimpiada se han escuchado voces alertando de una supuesta falta de libertad en el gigante asiático. En España, la polémica se avivó al conocerse que el COE había recomendado a los deportistas no hacer comentarios políticos.
Los medios de comunicación de todo signo político pusieron el grito en el cielo ante la advertencia del COE a los participantes españoles, pero todos esos que han alzado la voz sólo deben leerse la carta olímpica para comprobar que la Norma 51 dice lo siguiente: “No se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos”.
Creo que está suficientemente claro para el que quiera entender.
Una Olimpiada no es los mismo que los Juegos Olímpicos
Y, por cierto, creo que voy a dejar por imposible que mis queridos compañeros desplazados a Pekín -a los que envidio enormemente, vaya por delante- que usen correctamente los términos Juegos Olímpicos y Olimpiadas. Usados comunmente por los periodistas como sinónimos, nada más hace falta echarle una mirada a la carta olímpica o a cualquier diccionario para salir del error.
Los Juegos Olímpicos son “competiciones entre atletas, en pruebas individuales o por equipos (…), seleccionados por los Comités Olímpicos Nacionales (…)”. Por su parte, una Olimpiada es “un periodo de cuatro años civiles consecutivos, que comienza el 1 de enero del primer año y finaliza el 31 de diciembre del cuarto año”.
Pero lo dicho, lo dejo por imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario