Los deportes de sala fueron inventados en su día para que las personas pudieran hacer ejercicio físico a pesar del frío, la nieve y la lluvia. No obstante, Sevilla vuelve a convertirse en la excepción que confirma la regla. Si no, no se entiende que el Persan Rochela, conjunto que milita en la Segunda Nacional masculina, haya tenido que suspender el entrenamiento previsto para la tarde del miércoles. Una llamada del responsable del C. D. Rochelambert, Javier Lupiáñez, anunciaba a Juan Palomo, técnico del conjunto sevillano, que daba el cerrojazo a la instalación porque había goteras.
No es la primera vez que sucede, ni será la última. Esta misma temporada, los equipos del Rochela varias veces se han visto en la obligación de marcharse a casa sin poder ejercitarse. Y es que el problema viene de antaño, pero nadie en el Instituto Municipal de Deportes le pone el cascabel al gato.
“Ahora entramos en una fase clave de la competición, donde vamos a posicionarnos con vistas a nuestras aspiraciones futuras. Con la reestructuración de la categoría que hay esta temporada (podrían implicarse en el descenso hasta seis equipos), nos estamos jugando mucho y nos encontramos con la incertidumbre de si dispondremos o no de la pista para prepararnos”, apunta Palomo. “Es preocupante que el primer equipo de balonmano de la ciudad esté pendiente de la predicción meteorológica para realizar su programación”, se lamenta el técnico.